miércoles, 14 de julio de 2021

De Torrecilla a Sevilla (1ª Parte)

Hablamos en una entrada de este blog sobre el origen, etimología y distribución del apellido Astola y vimos que era un apellido muy escaso y concentrado en torno al núcleo original del apellido en el barrio homónimo de Abadiño, desde donde se difundió. En el presente artículo, tras pasar por Torrecilla en Cameros, el hilo conductor de este apellido típicamente torrecillano nos va a conducir a orillas del Guadalquivir.

En el mapa por provincias que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE), salta a la vista la lógica presencia de este apellido en el mencionado núcleo originario del apellido así como en Madrid o Barcelona dado el gran número de población que en ellas residen y su carácter de foco receptor de migraciones desde cualquier lugar de territorio español. Pero a estos tres focos lógicos, se suman otras tres zonas en España con presencia de personas apellidadas Astola: La Rioja, Albacete y el suroeste andaluz.

Distribución del apellido Astola en España (Fuente: INE, 2019)

El caso riojano, ya tratado en entradas anteriores, tiene su explicación en Torrecilla y en la persona de Vicente Astola Olazabal, cantero llegado de tierras vizcaínas a mediados del siglo XVIII siguiendo los pasos de otros muchos que habían hecho y harían esta ruta. La presencia del apellido Astola en Albacete, y sobre todo el importante foco de Sevilla y su entorno,  se va a explicar en las siguientes líneas y veremos que tiene mucho que ver con Torrecilla en Cameros.

Antonio, Víctor y Gregorio, eran los tres hijos de Vicente Astola Cabezón natural de Torrecilla y de su primera esposa, Prudencia Carretero Crespo, nacida en Valdeavellano de Tera (Soria) aunque residente en Lumbreras. Los tres hermanos constituían la cuarta generación de la familia Astola desde que su bisabuelo Vicente Astola Olazabal llegase a Torrecilla en Cameros procedente de la localidad vizcaína de Izurza.

Antonio Astola Carretero había casado en Torrecilla con María Merino Torres, natural de Laguna de Cameros, de cuyo prolífico matrimonio, dada la tónica de la época, nacieron diez hijos en algo más dos décadas en común: Victoriana, Juana, Josefa, Manuel, Andrea, Pedro, Martín, Esteban, León y Martina.

No dejaba de ser la típica vida difícil de una familia más en la Torrecilla de mediados del XIX hasta que los Astola-Merino se iban a topar de frente con la epidemia de cólera del verano de 1855, quizás la peor crisis sanitaria que sufrió Torrecilla en particular y España en general durante el siglo XIX. Debido a esta epidemia, Antonio Astola falleció el día 6 de agosto y su hija Juana el 22. El futuro no era nada esperanzador para María habiendo perdido a su esposo y una hija, con una amplia prole de hijos entre los dos y los veinte años de edad. Si en circunstancias normales Como sucedía en circunstancias normales, ahora agravadas por la situación familiar, la emigración se antojaba una posible salida en busca de futuro y fortuna mandando alguno de los retoños con algún familiar o paisano en mejor situación económica.

Serán varios los hijos y nietos de Antonio Astola y María Merino que encaminarán sus pasos hacia Andalucía en busca de establecerse en oficios relacionados con el comercio en los que otros paisanos suyos habían sido pioneros desde hacía años. Sevilla, Málaga, Antequera, Écija o Cádiz, habían sido destino de diferentes familias torrecillanas desde siglos atrás emigrado en busca de fortuna. Este camino recorrerá en años sucesivos dos de los hermanos, Martín y León Astola Merino, recalando en Sevilla.

Tradicionalmente el proceso era sencillo, un familiar o paisano asentado y en buena disposición reclamaba el servicio de unos de estos jóvenes aprendices a su lado. Una vez conocido el negocio y formada familia, generalmente se establecían por su cuenta. Varias de las personas protagonistas de este artículo fueron ejemplo de aquella emigración de finales del XIX. Desconozco por ahora en qué orden, cómo, o gracias a quién, llegaron a Sevilla los hermanos León y Martín Astola-Merino procedentes de Torrecilla en Cameros.

Martín Astola Merino, había nacido en Torrecilla en 1848. Desconozco si recaló en Sevilla antes, a la vez o después que su hermano León. En Sevilla contrae matrimonio en torno a 1884 con Agustina de Pablo Maldonado, natural de la misma ciudad y bautizada en la parroquia de San Pedro. Una década después, en el registro de empadronamiento de Sevilla de 1895, la familia reside en la calle Bustos Tavera número 18. Para esas fechas, Martín Astola ya había fallecido y convivían en el mismo hogar su viuda Agustina de Pablo y los hijos: María de los Reyes, Martín y Agustin, de 11, 10 y 8 años respectivamente. Todos los hijos habían nacido en Sevilla y estaban bautizados en la parroquia de Santa Catalina. Vivía con ellos la madre de Agustina y abuela de los niños, Antonia Maldonado de 65 años. La familia tiene una criada, Teresa Avecilla Recio, soltera de 19 años y natural de Jerez de la Frontera.

Del segundo de los hermanos, León Astola Merino, tenemos más datos biográficos.  Había nacido en Torrecilla en Cameros en 1851, tres años más joven que su hermano Martín, debió establecerse en Sevilla sobre 1867 contando los 16 años de edad. Cinco años más tarde, sorteado en Torrecilla en la quinta de 1872, la suerte le deparó su elección como soldado. Consta como redimido a metálico, circunstancia al alcance de muy pocas familias de Torrecilla en aquellos años dada la cantidad económica que había que desembolsar para esquivar el servicio militar. Esto nos puede dar muestra que su situación personal o familiar económicamente en Sevilla progresaba y podía permitirse ese desembolso económico.

En el Censo General de la Población de Sevilla de agosto de 1875 tenemos plenamente integrados a los hermanos Martín y León Astola Merino procedentes de Torrecilla en Cameros. Martín declara ser de 36 años, mientras León tiene 24. En ambos casos están solteros y se ejercitan como dependientes o sirvientes en el comercio.

Como debía ser habitual en la época, estos dependientes/aprendices del comercio solían alojarse junto a otros empleados o los dueños en sus viviendas en cuyos bajos estaba el local comercial. En el número 40 de la calle Francos, correspondiente a la Parroquia del Sagrario, tenía su establecimiento comercial Vicente Guzmán, natural de Zalamea el Real (Huelva), entre las personas que están bajo su responsabilidad habita Martín Astola Merino. En los números 3, 5 y 7 de la calle de Culebras (Sierpes), perteneciente a la parroquia de El Salvador, consta León Astola Merino junto a otros dependientes/sirvientes en el comercio regentado por Policarpo Sáenz y Francisca Torrent.

León Astola contrajo matrimonio sobre 1885 con Amparo Guardiola Moreno, natural de Sevilla y bautizada en la parroquia del Salvador. En el mencionado registro de empadronamiento de Sevilla de 1895 figura el matrimonio Astola-Guardiola residente en la Plaza Jáuregui nº 3 en una casa propiedad de su suegra Dolores Moreno, viuda que vive con la familia. Junto a ellos están los dos hijos que han tenido esos años, Antonio y Manuel Astola Guardiola, de 10 y 9 años de edad, nacidos en Sevilla y bautizados en San Juan de la Palma, ambos solteros y estudiantes.

En estos censos, León Astola figura de profesión propietario dedicado al comercio y sus hijos como estudiantes. Ambos aprovecharon estos estudios dedicándose Antonio Astola Guardiola a la carrera judicial, ejerciendo de juez en Sevilla, Cádiz y llegando a presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba. Su hermano Manuel Astola Guardiola se encaminará a la medicina ejerció en diversas plazas ejerciendo en Aravaca entre comienzo de los años 20 hasta su fallecimiento en 1934.

Manuel Astola Guardiola

Pero la emigración torrecillana de esta rama de la familia Astola no termina con estos dos individuos. A Sevilla llegarán además de los hermanos León y Martín Astola Merino, dos de sus sobrinos, Víctor y Antonio, hijos de su hermano Pedro Astola Merino y su esposa Gabina González. Sirva el registro de empadronamiento de 1902 para ver su situación en la capital andaluza.

En la calle Alfonso el Sabio 11 y 13, se inscribe a Víctor Astola González de 33 años, nacido en Torrecilla en Cameros (Logroño), soltero, dependiente de profesión. Es uno más de los 14 dependientes al servicio del establecimiento que regentan Tomás Rodríguez y Pedro Duran, naturales de Badajoz.

En el mismo documento, en la parroquia de San Lorenzo, en el número 88 de la calle de El Palmar, vive la familia de Antonio Astola González de 35 años, natural de Torrecilla en Cameros (Logroño), casado con Julia Díaz de 32 años, natural de Sevilla. Dice ser comerciante y residente en Sevilla desde hace 24 años lo que nos sitúa la llegada de Antonio Astola  sobre 1878, a buen seguro llamado por alguno de sus tíos para aprender y seguir con los negocios familiares como era la costumbre.

Acabamos de ver como cuatro individuos, los hermanos León y Martín Astola Merino y sus sobrinos Víctor y Antonio Astola González recalaron en la segunda mitad del siglo XIX en Sevilla procedentes de Torrecilla en Cameros y como fundaron sus propias familias. Su descendencia nos justifica la presencia a día de hoy del apellido Astola en Sevilla y provincias limítrofes tal y como comenzamos la narración de este artículo con las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística.  Pero si este dato estadístico es curioso relacionado con Torrecilla en Cameros, no lo es menos la historia que vendrá a continuación.

Hoy en día disponemos de unas magníficas infraestructuras viales, ferroviarias o aeroportuarias con unos medios de transporte que nos posibilitan desplazarnos de una parte a otra del país en cuestión de pocas horas. No ocurría lo mismo a finales del s. XIX en lo que lo más avanzado que tenía España era una deficiente red ferroviaria dificultada por la orografía de la península y quizás accesible sólo a clases más pudientes económicamente. El trayecto entre Torrecilla y Sevilla podía demorarse varios días en función del transporte elegido. Es por ello que en muchos de estos individuos que optaban por la emigración, la más de las veces la vuelta al hogar de partida se dilataba en el tiempo. Los más pudientes, que se podían permitir ausentarse de sus ocupaciones, optaban por la vuelta año tras año en época estival tal y como lo hacemos en pleno siglo XXI. Para muchos otros, el tiempo y dinero invertido eran tales que  quizás no regresaran nunca.

Fuera cual fuera la situación de estos emigrantes torrecillanos, pronto se hacían un hueco en la tierra que los recibía, de lo que hay suficientes muestras a lo largo y ancho de la geografía española y americana, imbuyéndose en la cultura y tradiciones de las sociedades donde recalaban sin olvidar las de su tierra de origen. Podemos decir que pronto ponían en práctica aquel célebre refrán que dice “donde fueres haz lo que vieres”. Y vaya que si lo hicieron alguno de los descendientes de estos Astola torrecillanos. Nos toca hablar de una de estas familias que solventaron su emigración con más o menos fortuna y echaron raíces sevillanas. Nos centraremos en la familia de Antonio Astola González que a buen seguro no dejará indiferente a nadie.

Ya hemos visto unos pequeños datos biográficos de Antonio Astola González. Debió nacer en Torrecilla sobre 1866, recalando en Sevilla sobre 1878 cuando apenas contaba con 12 años de edad, y a buen seguro, en compañía de alguno de sus dos tíos, León o Martín, ya instalados años atrás y dedicados al comercio.

En 1894 se casa con Julia Díaz Fe, natural de Sevilla, de la parroquia de la Magdalena, hija de Francisco de Paula Díaz Hernández y Julia Fe Gámez. En el padrón de 1899 residen en el número 104 de la calle Feria. Antonio declara su profesión en el Comercio, regentando un establecimiento de tejidos. Para entonces, el matrimonio tiene 33 y 28 años respectivamente y dos hijos: Francisco y Julia de 4 y 3 años. Su situación debía ser favorable y como es costumbre en estos establecimientos comerciales, junto a ellos residen dos sirvientas y tres jóvenes dependientes

Tres años más tarde, en el padrón sevillano de 1902, han cambiado de domicilio al número 88 de la calle de Palmas en la parroquia de San Lorenzo. Esta vez, ya no hay sirvientes ni dependientes a su servicio pese a declarar nuevamente tener de oficio el Comercio.

Asentado en Sevilla, con establecimiento comercial propio y familia, mantiene los vínculos con su Torrecilla natal. Publica el diario La Rioja el 24 de julio de 1903 entre los veraneantes que van y vienen como “Salió para Sevilla, dejando en esta a su graciosa señora y agradables hijos, el comerciante de la capital de Andalucía don Antonio Astola, que se propone regresar a Torrecilla a principios del mes de septiembre”. Algún asunto requirió su presencia al frente de los negocios sevillanos. De vuelta a Torrecilla, el 13 de septiembre regresa a casa toda la familia: “Para Sevilla don Antonio Astola que con fortuna ejerce el comercio en aquella capital, con su agradable señora doña Julia Díaz y sus hijos” Por esos años nace el tercer hijo, Rafael.

En 1904 es elegido vicepresidente de la “Asociación de Dependientes” de Sevilla. Poco más hemos recopilado de la vida transcurriendo sin novedad dedicado al comercio y falleciendo en Sevilla a comienzos de 1920.

El siguiente árbol genealógico desarrolla la familia Astola-Merino en Torrecilla y las ramas familiares que se formaron en tierras sevillanas fruto de la emigración de cuatro de sus miembros.

Del matrimonio de Antonio Astola y Julia Díaz hemos mencionado levemente a tres de sus hijos: Francisco, Julia y Rafael Astola Díaz. En la segunda parte de este artículo entraremos en la vida de ellos, que a buen seguro sorprenderá al lector...

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