lunes, 19 de diciembre de 2022

Cuatro historias de lotería en Torrecilla en Cameros (II)

En la primera entrega de este artículo dedicado a la relación de Torrecilla con la lotería hicimos un repaso a los orígenes de las loterías en España y como desde muy temprano Torrecilla en Cameros contó con su propia Administración de Lotería. 

Vamos en esta segunda entrega con cuatro pequeñas historias que he recopilado sobre esta relación de dos siglos entre Torrecilla y la lotería aunque a buen seguro habrá muchas más que habrán llenado de felicidad a sus afortunados protagonistas.

12.105  Un premio de lotería y una revolución.

Alberto Ruiz Royo fue un político logroñés de ideas republicanas que en palabras del profesor Francisco Martínez Bermejo “fue líder indiscutido e indiscutible del republicanismo provincial en La Rioja”.

Se cuenta que  desde muy joven tomó conciencia de las nacientes ideas liberales siendo parte activa de la Milicia Urbana de Logroño durante la Primera Guerra Carlista. La muerte de su hermano en dicha guerra le debió marcar todavía más en sus ideas progresistas, que partiendo de un primer liberalismo transitó por el liberalismo progresista hasta llegar a un republicanismo convencido.

Uno de los dos acontecimientos de su vida por los que viene aquí a colación estuvo relacionado con el sorteo de la Lotería Moderna o Nacional celebrado el 24 de diciembre de 1851 que tuvo a Logroño por ciudad agraciada y a Alberto Ruiz Royo por uno de los afortunados de aquel “gordo”. El otro motivo de su presencia en este artículo será su relación con Torrecilla en Cameros, pero vayamos por partes.

El Heraldo, de 27 de diciembre de 1851
No hay apenas datos de aquel sorteo de 1851 más allá que el “gordo” de aquel año tocó en Logroño. El número afortunado del sorteo aquel 24 de diciembre de 1851 fue el 12.105, vendido en Logroño y que ya por entonces era el más importante del año por cuantías de premios.

Alberto Ruiz fue uno de los logroñeses agraciados en aquel sorteo. La prensa llegó a publicar que el mismísimo duque de la Victoria, Baldomero Espartero residente ya en Logroño tras regresar de su exilio en Gran Bretaña, había sido uno de los afortunados aunque la noticia fue desmentida. De cualquier modo, ese premio le permitió a nuestro protagonista llevar una vida desahogada con una tienda de comestibles y sala de espectáculos llamada “La Tecle” en el denominado “El Coso”, plaza en la que se celebraban los espectáculos taurinos logroñeses situada en el solar donde se erigió años más tarde la hoy desaparecida comisaria de la Policía Nacional al final de Avenida de Navarra. Este modo de vida le permitía dedicar parte de su tiempo al desempeño de las actividades políticas que eran su verdadera vocación.

Diario de Palma, de 13 de enero de 1852
Podemos decir que el caso de Alberto Ruiz Royo fue totalmente opuesto al de su paisano el arnedano Martín Merino Gómez, más conocido como el Cura Merino. Si el primero dedicó su premio de lotería en asegurarse un futuro acomodado que le permitiese dedicar sus esfuerzos a la labor política, del segundo se cuenta que en 1843 ganó un premio en la lotería de 5.000 duros que junto con el capital de dudosa procedencia que había traído de su autoexilio en Francia, montó un negocio de préstamos rozando la usura que se unía a la tormentosa vida. De tal modo que “fue expulsado de la parroquia de San Sebastián, cuyo clero estaba avergonzado con él, porque a cada momento andaba la policía a su busca a causa de los muchos altercados que le proporcionaba el oficio de usurero a que estaba entregado”. 

Ambos tenían ideas liberales y los dos llegaron a la misma conclusión. Por mucho que nos pueda sorprender hoy en día y como era norma habitual en su época, pensaban que los cambios políticos en España habían de venir por hechos violentos. El 2 de febrero de 1852 Martín Merino, quien sabe si llevado por algún que otro problema mental tal y como argumentó su abogado defensor en el juicio, decidió provocar los cambios políticos que fluían por su cabeza de manera radical atentando con un estilete sobre la reina Isabel II. Fallado en su intento,  detenido inmediatamente, fue condenado y ejecutado mediante garrote cuatro días más tarde. Martín Merino abría el camino de una larga lista de atentados contra Reyes o Presidentes de Gobierno en las siguientes décadas.

Bando de Alberto Ruiz solicitando la entrega de todas las armas de Torrecilla.
Archivo Municipal de Torrecilla en Cameros, 22 de septiembre de 1868
.El caso de Alberto Ruiz Royo fue algo distinto. Tras el pacto de Ostende, los principales partidos políticos, distintos al Moderado que sustentaba a Isabel II, habían decidido que ya no servían los antiguos pronunciamientos militares tan populares en la primera parte de siglo que, en el mejor de los casos suponían un cambio de gobierno y en el peor terminaban con la ejecución del militar cabecilla. Ahora se pretendía el mayor pacto posible entre todas las fuerzas políticas que lograsen el derrocamiento de la Reina y la creación de una nueva forma de Estado que estaba por negociarse.

El número 105 de la revista El Serradero hace un buen repaso a los acontecimientos de estos años en Torrecilla en Cameros. Los opositores riojanos a la Reina no tenían tiempo que perder y se adelantaron dos días a la decisiva batalla del puente de Alcolea que acabaría con el exilio de la Reina. Previos los preparativos en los días anteriores, el 26 de septiembre se produjo el único acontecimiento bélico en tierras riojanas de lo que a  nivel nacional se vino en denominar Revolución Gloriosa. Aunque algunos autores la sitúan en Castañares de las Cuevas, el acontecimiento se dio en la denominada Peña del Cura cerca del cruce de la carretera a Nestares y su molino.

La partida levantada por los autodenominados Voluntarios de la Libertad o Voluntarios de Rioja, estaba comandada por el mencionado Alberto Ruiz Royo El resultado de este enfrentamiento armado fue desfavorable para los sublevados que tuvieron al menos diez fallecidos, varios heridos y un buen número de apresados conducidos a Logroño, aunque posteriormente liberados tras el triunfo revolucionario a nivel nacional. Los muertos de este enfrentamiento fueron enterrados en Torrecilla donde se celebraron funerales el 3 de octubre.

La relación de Alberto Ruiz y su partida fue intensa con Torrecilla esos cuatro días entre el 22 y 26 de septiembre de 1868. Llegaron exigiendo entrega de armas, dinero y material a cuenta de pagos posteriores que el Ayuntamiento se encargó de reclamar una y otra vez tanto a instancias provinciales como al mismo Sagasta, ya Ministro de Gobernación en el nuevo Gobierno Provisional. La reclamación se prolongará en el tiempo.

Alegoría de "La Gloriosa"
La Flaca, 1874
Tras el triunfo de La Gloriosa y la inclinación del nuevo Gobierno Provisional por ideas monárquicas, la mayoría del Partido Democrático se inclina por posiciones republicanas. Hombres como Pi i Margall, Estanislao Figueras, Nicolás Salmerón o Emilio Castelar, que serán figuras destacadas de la Primera República, fundan el Partido Republicano Democrático Federal. Esa evolución republicana también acompaña a Alberto Ruiz Royo, convirtiéndose en el presidente provincial en Logroño de este nuevo partido.

Gobierno Provisional, Jean Laurent (1868)
Aquel afortunado de la lotería en 1851 fue comerciante, revolucionario que se bregó en la lucha de la Peña del Cura, Alcalde de Logroño en 1873, Diputado en Cortes por el distrito de Torrecilla en Cameros también en 1873 o Presidente de la Diputación Provincial durante la I República. Citando de nuevo al profesor Francisco Bermejo:

“Muere el 2 de octubre de 1897 triste y solo en Logroño después de una prolongada e intensa vida dedicada por completo a la República. Es, sin duda, una de las principales figuras del republicanismo riojano de todos los tiempos. La memoria y la historia ha sido muy pobre con su figura. La política fue su vida, para bien y para mal.”

La transcendencia de los hechos acaecidos en Torrecilla en Cameros el 26 de septiembre de 1868 dentro del proceso revolucionario nacional fue escasa, pero estos sucesos no hubiesen tenido lugar sin aquel premio de lotería de Navidad de1851.

Si esta primera historia toca a Torrecilla lateralmente por los hechos que acabamos de narrar, en la segunda, esta sí va relacionada con lo que todos esperamos de la lotería, un buen premio caído en Torrecilla.

02.727  Un premio de lotería para Torrecilla

Acabamos de narrar en la anterior historia, la partida levantada por Alberto Ruiz entre el 22 y 26 de septiembre tuvo a Torrecilla en Cameros por centro de actividades donde permanecieron avituallándose de equipación y alimentos. La estancia de estos sublevados provocó, como la de cualquier ejército regular que vivían siempre a expensas de las localidades donde recalaban, un perjuicio para las cuentas de negocios particulares y arcas municipales.

Según los documentos se habla de 200, 300 e incluso de 800 individuos, cifra del todo exagerada que se indica en la misiva que se remite a Sagasta todavía en 1871 para que se abonen los gastos ocasionados por estos hombres. De cualquier modo el perjuicio debió ser importante entorno a los 25.000 reales y como muestra los 10.000 reales solicitados el día 25 por el autonombrado jefe de la partida Alberto Ruiz y que los 41 principales contribuyentes adelantan de buen o mal grado. En el listado figuran varios individuos de ideas políticas totalmente contrarias siendo paradójico el caso de José María Sáenz de Tejada Manso, cabeza del Partido Carlista en Torrecilla y su comarca. Ha de contribuir como uno más pese a ser totalmente contrario a las ideas liberales con un activismo más allá de la confrontación política como lo demuestra el hecho de haber levantado una partida guerrillera que se hecho al monte al año siguiente buscando revertir la situación emanada de la revolución liberal de 1868.

Enterrados y honrados los fallecidos de la Gloriosa Riojana y con nuevas instituciones políticas en todos los ámbitos, poco a poco Torrecilla iba recobrando la normalidad tras aquel final de septiembre tan ajetreado. Contaba a 1 de diciembre con 492 vecinos y el ayuntamiento lo componía un alcalde y 6 concejales recientemente nombrados. A expensas de intentar recuperar el dinero adelantado a la causa que ahora gobernaba en Madrid, la villa trataba de recobrar el pulso normal de la vida. Entre estas rutinas estaban los sorteos de lotería, especialmente el de las fechas navideñas que con el transcurrir de los años desde 1812 ya había adquirido cierta notoriedad ligada a las fechas y los premios más cuantiosos.

Vigésimo de un billete de Lotería Nacional (1868)
Aquel 1868, el sortero estaba previsto se celebrase el 23 de diciembre en Madrid. Constaba de 25.000 billetes o números de 200 escudos, divididos en vigésimos (veinteava partes) de 10 escudos cada uno. Estaba previsto distribuir 3.500.000 escudos en 37 premios mayores entre 600.000 y 10.000 reales de un total de 4.000 premios.

La Gazeta de Madrid publicaba el resultado en su edición del día siguiente. El primer premio dotado con 600.000 escudos se había vendido en Sevilla. El segundo de 200.000 escudos, vendido en Barcelona y el tercero de 100.000 en Badajoz. Los dos premios de 50.000 recalaron en Valladolid y Barcelona. Había diez premios de 20.000 escudos repartidos en Madrid, Barcelona, Oviedo, Santander y Málaga. Por último quedaban los 22 sextos premios de 10.000 escudos, correspondió uno de ellos al número 2.727 vendido en Torrecilla en Cameros. Desconocemos si los veinte vigésimos se vendieron íntegramente en Torrecilla aunque cabría pensar que algún boleto se llevase a alguna de las localidades vecinas.

Nótese como los premios son todavía en escudos pese a que el 19 de octubre, una de las primeras medidas del nuevo Gobierno Provisional fue la implantación de la peseta como unidad monetaria nacional sustituyendo al escudo isabelino. Teniendo en cuenta que un escudo de 1868 vendría a equivaler a 10 reales, el premio de Torrecilla en aquel sorteo, suponiendo que el billete premiado se hubiese vendido íntegramente en el pueblo, sería de unos 100.000 reales.

En un sorteo ordinario de Lotería Nacional de la época, se ponían en circulación 20.000 billetes o números con un valor de 20 escudos (200 reales) dividido en 20 vigésimos de 1 escudo (10 reales) cada uno tal como muestra el billete correspondiente a un sorteo ordinario de 8 de septiembre de aquel año que acompaña a este texto. Sin embargo, el sorteo de Navidad que ya debía tener cierto predicamento entre el pueblo, tenía una tirada de 25.000 billetes de 200 escudos, siendo por tanto cada vigésimo o papeleta de 10 escudos. Haciendo unas sencillas cuentas, cada uno de los torrecillanos que aquella víspera de Navidad de 1868 hubiera adquirido un vigésimo de 10 escudos haría ganar a su propietario la importante cantidad de 5.000 reales.

Y ahora es donde entramos en el terreno de la especulación. ¿Fue fruto del mero azar aquel oportuno premio tres meses después de los sucesos de la denominada batalla de la Peña del Cura? Ya sabemos cómo se manejaban los hilos desde el poder para dar y recibir favores en aquellos tiempos. ¿Pudo ser este premio la compensación de aquellos más de 25.000 reales que el Ayuntamiento de Torrecilla en su propio nombre y en el de sus habitantes reclamaba al nuevo Gobierno Provisional en pago de los gastos ocasionados por la partida de sublevados que en su favor se habían alojado, avituallado, luchado, fueron heridos y muertos entre el 22 y 26 de septiembre de aquel año? De cualquier forma, en la documentación municipal no hay referencia alguna a este premio y durante años se siguieron reclamando estas cantidades en diversas instancias de Logroño y Madrid.

Confiemos en el azar de los números y en la fortuna de un puñado de torrecillanos aquellas navidades de 1868 ya que difícilmente podremos comprobar lo contrario.

53.453  La torrecillana que repartió "el Gordo".

Si las dos primeras historias que hemos narrado casi se suceden en el tiempo en aquel otoño-invierno de 1868, vamos a dar un gran salto hasta situarnos en las navidades de 1929 y en el número 20 de la calle Alfonso I de Zaragoza donde se ubicaba la Administración de Lotería nº2 de esa ciudad.

Esteban Osete Vázquez era un médico natural de Molina de Aragón siendo su padre Florencio natural de Soria y su madre Josefa también de Molina de Aragón. Su vida profesional como la de todos estos médicos-cirujanos era generalmente un peregrinaje por pueblos en busca de mejores condiciones económicas dada la tónica habitual de los escasos fondos municipales que eran los que en mayor medida retribuían sus servicios a falta de vecinos pudientes que pudiesen pagar personalmente sus servicios.

Su vida laboral giró entrono al triángulo Soria-Guadalajara-Zaragoza. En 1882 consta como médico en la localidad soriana de Villar del Río. Al poco tiempo se traslada a Torrecilla donde casa con Ruperta Fraile Lacalle de cuyo matrimonio nacen al menos dos hijos, Justo Florencio y Elena. Años después pasaría a Sigüenza (Guadalajara) cerca de su localidad natal. A comienzos de 1897 está de médico en Soria en la calle del Collado, número 44. En 1903 gana una plaza de médico en la diputación de Zaragoza siendo destinado a Alpartir. En 1908 lo tenemos en Alconchel y en 1914 está ejerciendo en Monreal de Ariza. Pese a esta vida viajera, la familia Osete-Fraile no debió perder el contacto con la localidad y entorno de la madre y donde habían nacido al menos dos de sus hijos entre ellos Elena.

En agosto de 1914 contraen matrimonio Elena Osete Vázquez con Felipe Murga Martínez, maestro, natural de Anguiano por entonces profesor de primera enseñanza en Burgos.

La que será corta vida de este matrimonio la podemos recorrer con las pinceladas que nos da la prensa de la época. Desconozco desde cuando se conocían la pareja, pero en 1909 Felipe Murga pide traslado como maestro a Monreal de Ariza donde ejercía de médico su suegro y residía Elena. En 1913 es trasladado a Burgos donde contraen matrimonio al año siguiente. En 1917 la pareja recala en Madrid donde es destinado Felipe. En 1921 ha vuelto como maestro a su Anguiano natal donde fallece a mediados de 1922. En esos apenas cinco años de matrimonio tuvieron un hijo y una hija. El 28 de agosto de 1924 afirma el periódico La Rioja, que Elena Osete, ya viuda de Felipe Murga, había salido con destino Madrid para visitar a su hermana enferma.

No sé si por ser una joven viuda de un maestro con una niña de corta edad, a mediados de 1926 es nombrada para la Administración de Loterías nº9 de Sevilla. Una noticia de La Rioja nos confirma que para mayo de 1927 ya regenta la Administración de Lotería nº 2 de Zaragoza más cercana a Monreal de Ariza donde residen sus padres.

Aunque en Torrecilla, su localidad natal ya no queda nadie de la familia, la relación con su tierra se mantenía pasando los veranos en Anguiano en compañía de los dos hijos menores y su familia política. Será en Logroño donde su hija María Carmen Enriqueta  estudie bachillerato con buenas notas como nos narra una noticia de La Rioja del de 5 de junio de 1927.

Esta relación con La Rioja hace que publique anuncios en el mismo periódico para quien esté interesado en Lotería ella se la haría llegar.

La Rioja, de 6 de mayo de 1927

Como cualquier otra administración de lotería, a buen seguro fue repartiendo pequeños premios de los múltiples sorteos que se celebraban. Desde junio había repartido nueve premios, pero sin duda la fama y el motivo de su presencia aquí le llegarían con el sorteo de Navidad que el 21 de diciembre de 1929 se celebra en Madrid.

La fortuna quiere que el número agraciado con los 15.000.000 de pesetas del primer premio sea el 53.453 que había sido vendido íntegramente en la Administración de Lotería que regentaba la torrecillana Elena Osete Fraile.

Vigésimo de un billete de Lotería Nacional (1929)
Como hoy en día, son muchas las referencias y reportajes que la prensa escrita dedica al sorteo de lotería que era ya todo un acontecimiento anual prenavideño. Muchos de los periódicos sacan ediciones vespertinas exclusivamente para incluir la noticia del sorteo efectuado esa misma mañana.

La Voz de Aragón publica al día siguiente un extenso reportaje sobre “el Gordo” que ha caído en la ciudad. Desde 1893 no había sido agraciada Zaragoza con el primer premio del sorteo de Navidad y esa mañana fría y lluviosa de diciembre la fortuna pasó por las manos de Elena Osete. Según declara al corresponsal desde la cama en la que llevaba postrada varios días por un fuerte catarro, “…ya presentía lo que iba a pasar, que tenía la evidencia de que el gordo había pasado por mis manos”.

La Voz de Aragón, de 22 de diciembre de 1929
Según van narrando las crónicas el premio está muy repartido en Zaragoza y pueblos de los alrededores principalmente en los de la ribera del río Jalón en donde los había repartido en participaciones un recadero muy conocido que hacía el trayecto en la línea de tren. El periódico cuenta las típicas anécdotas de estas situaciones, el que no lo compra por no gustarle el número, el padre que regala a los hijos, el jefe que reparte entre empleados, el que se va a casar en breve y le ha tocado la fortuna por partida doble, un sinfín de historias que recorren la geografía zaragozana.

Además del gordo, había repartido íntegramente las aproximaciones anteriores y posteriores pues según declara había vendido íntegramente 88 números del sorteo.

No será este el último premio que pase por las manos de Elena Osete, en años posteriores hay noticias de varios premios sin que ninguno llegue a alcanzar la trascendencia y popularidad que le dio este de la Navidad de 1929.


21.186  ¿Habrá un nuevo premio?

A buen seguro que en algún momento de estos más de 250 años de sorteos en España algún que otro torrecillano habrá sido agraciado a título particular con alguno de los diversos sorteos que hoy en día y a lo largo de la historia se han celebrado.

Terminamos este artículo recordando una noticia aparecida en el diario La Rioja en vísperas del sorteo extraordinario de navidad de 2019. Entrevistado el alcalde torrecillano Sergio Martínez Astola, transcribimos el artículo advirtiendo del error del periodista al identificar el establecimiento de venta al comienzo que luego subsana.

"En Torrecilla en Cameros se juega al 21186. El bar Cameros vende ese número desde hace 40 años, y aunque el negocio hostelero ha cambiado de dueños durante ese periodo de tiempo, se sigue vendiendo el mismo. Y no solo para la lotería de Navidad sino durante todo el año. «Llevan vendiendo este número desde el verano, por lo que no solo lo habrá adquirido la gran mayoría de vecinos de Torrecilla en Cameros sino también mucha gente que nos visita en vacaciones y que procede de todas partes de España», explica el alcalde del municipio del Camero Nuevo, Sergio Martínez Astola. Actualmente el número de Torrecilla también se vende en el restaurante La Terraza, que regentan los mismos dueños. Eso sí, a pesar de que «de manera ininterrumpida se ha vendido siempre el mismo número y en el mismo sitio», subraya el alcalde, tocar, nunca ha tocado el premio gordo."



…¿tocará este año? ¡Mucha suerte y Feliz Navidad!



Para saber más:

Gazeta de Madrid, de 14 de agosto de 1813

Archivo Municipal de Torrecilla en Cameros, Sig. 50/11

www.beremar.com

El Faro Nacional, de 6 de febrero de 1852

La Voz de Aragón, de 22 de diciembre de 1929

La Rioja, de 21 de diciembre de 2019 

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