Un repaso a la historia, vida y tradiciones de nuestros antepasados.

lunes, 23 de marzo de 2020

La industria del mueble en Torrecilla en Cameros (III): El monte de Rivabellosa

En entradas anteriores habíamos hecho una pequeña introducción de los motivos que pueden justificar un estudio tan pormenorizado que nos puede servir de pretexto para conocer la historia de Torrecilla y sus gentes durante algo más de medio siglo XX.

Retomamos el estudio de la Industria del mueble en Torrecilla en Cameros con una nueva entrada relativa a uno de los dos pilares sobre los que, a mi juicio, se originó y sustentó esta industria: el monte o Coto Redondo de Rivabellosa.

Dado que he observado una disparidad de lecturas de las dos entradas hasta ahora publicadas, al comienzo de cada nuevo artículo se ofrecerán los enlaces de los anteriores a modo de Índice para el que quiera hacer un lectura continuada desde el comienzo o refrescar datos.

Enlace de artículos hasta la fecha:



III - EL MONTE O COTO REDONDO DE RIVABELLOSA

El perspicaz lector se puede preguntar cómo Torrecilla se abrió al proceso industrializador del siglo XX con una fábrica de muebles cuando era una actividad de nula presencia incluso a nivel provincial, más allá de los tradicionales artesanos carpinteros de escasa producción doméstica.

Para su respuesta no hace falta ser tan audaz. Torrecilla y los Cameros en general son una comarca en la que abunda la madera de diversa tipología. Existe todo un abanico de especies desde los frutales o chopos en las riberas y huertos del Iregua a las apreciadas hayas y robles de las zonas más elevadas. Veremos en próximas ocasiones como en localidades cercanas como Villoslada o Villanueva habían surgido en los últimos años pequeñas serrerías madereras para aprovechar estos recursos naturales.

Pero para comenzar un negocio hace falta además de materia prima, un lugar en el que desarrollarlo y un capital con el que financiarlo. Estos dos últimos llegaron de la mano de la familia Sáenz de Tejada, por aquel entonces una de las mejor situadas social y económicamente en Torrecilla y todo el valle medio del río Iregua. Se dio la circunstancia que en las figuras de Alejandro Sáenz de Tejada Moreno y su esposa, Teresa Castells Angulo, se unió la propiedad del monte de Rivabellosa, la antigua fábrica de papel de La Huesera, el capital y la iniciativa para arriesgar en un novedoso modelo industrial por aquel entonces, no sólo de Torrecilla, sino de toda La Rioja. Veamos a grandes rasgos ese proceso previo, en esta ocasión centrados en el monte de Rivabellosa.

Sanatorio de Rivabellosa
Límites aproximados del antiguo Coto de Rivabellosa










El monte de Rivabellosa, aunque hoy está dentro del término municipal de Almarza de Cameros, históricamente ha estado ligado, al igual que casi todos los Cameros, a las grandes familias nobiliarias de la zona. Sería muy complejo, tedioso y fuera del objetivo de este artículo nombrar las manos por las que pasó esta propiedad a lo largo de los siglos hasta recalar en las de Alejandro Sáenz de Tejada y su familia, pero a groso modo podemos resumir lo siguiente. La referencia documental más antigua está ligada al linaje de origen navarro de los Zúñiga o Estúñiga establecidos en tierras riojanas en la segunda mitad del siglo XIII. El obispo de Calahorra, Diego de Estúñiga, hizo mayorazgo en Logroño en 1439 en favor de su sobrino Íñigo Ortiz de Estúñiga, legándole todos sus señoríos en La Rioja entre los que comprendía derechos en Castroviejo y Rivabellosa. 

El 14 de septiembre de 1481 Alonso Ramírez de Arellano y Enríquez de Castilla, IV Señor de los Cameros y I Conde de Aguilar de Inestrillas, compra los lugares de Torre, Luezas y Rivabellosa a Diego Arista de Zúñiga por las deudas contraídas durante su prisión en Navarra a causa de las guerras del reinado de Enrique IV y en la defensa de Nájera. Esta compra no debió ser en su totalidad conservando los Zúñiga ciertos derechos. De este modo una parte de Rivabellosa pasa a manos de los Ramírez de Arellano, señores de Cameros. En 1776 la propiedad recae en el V Duque de Abrantes por herencia de su madre Francisca de Paula Zúñiga, cuya sobrina-nieta, XIV Condesa de Aguilar de Inestrillas había muerto sin descendencia.

Por otro lado, los Zúñiga devinieron genealógicamente con el paso de los años en los Manso de Zúñiga, Condes de Hervías, entre otras posesiones y títulos en la Rioja Alta. Muy relacionados con la abadía de San Salvador de Cañas de las que varios miembros de la familia fueron abadesas, en algún momento desgajaron parte de esa propiedad en beneficio de la abadía y otras instituciones religiosas.
El señorío contaba con una pequeña aldea de orígenes desconocidos que por esos años, según el censo del Conde de Aranda (1768-69), tenía una población de 5 hombres y 7 mujeres.

Transcurren los años y el torrecillano Martín Sáenz de Tejada y García de Morales, capitán de artillería, caballero de la Orden de Carlos III y secretario personal y albacea testamentario de su paisano José Antonio Manso de Velasco, Conde de Superunda, se instala en Logroño tras la muerte de éste en su destierro cordobés en 1767. Había regresado de América con cierta fortuna a la que se unieron 6.000 pesos donados por el Conde de Superunda en su testamento.

En 1778 funda el mayorazgo de los Sáenz de Tejada que incluía la posesión de dos millares o dehesas llamados “el Malogrado Alto” y “las Peraltas” en el Real Valle de Alcudia de la provincia de La Mancha en las que pastaban sus 2.260 cabezas de ganado lanar. Incluía además de la casa principal con sus armas en la villa de Torrecilla en Cameros y de unas treinta heredades principalmente entre la dicha Torrecilla y Viguera. En 1787 compra al Duque de Abrantes la mitad del monte de Rivabellosa que poseía en copropiedad con el Conde de Hervías y la comunidad de religiosas bernardas del Monasterio de Cañas y lo añade al Mayorazgo familiar de los Sáenz de Tejada. La posesión y el disfrute de este monte será fuente de conflicto con los vecinos de Torrecilla y Almarza a lo largo de los años siguientes en números pleitos entablados con sus respectivos Ayuntamientos.

A mediados del siglo XIX, la aldea tenía cuatro familias con unos 17 habitantes. Entran en escena las sucesivas desamortizaciones civiles y eclesiásticas de los gobiernos liberales. La propiedad improductiva en manos señoriales y eclesiásticas pasa al Estado que los pone en pública subasta. En 1865, abolidos ya los señoríos y mayorazgos pero conservando la propiedad de su parte, José María Sáenz de Tejada y Manso de Velasco y sus hermanos adquieren por compra al Estado el resto del monte de  Rivabellosa disponiéndose a deslindarlo, amojonarlo y constituir un Coto Redondo. Ya por completo en manos de los Sáenz de Tejada, el monte es aprovechado para la explotación ganadera y forestal.

José María Sáenz de Tejada casó con Teresa Moreno Martínez, natural de Almarza, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Sixta y Alejandro Sáenz de Tejada Moreno. Será esta rama familiar la que se encargará de la gestión del monte y acabará finalmente con la propiedad en exclusiva del mismo en años posteriores, mientras que sus primos encaminaban sus vidas hacia otras localidades y profesiones. Los Sáenz de Tejada Gil orientados a la abogacía y judicatura en Logroño, mientras los Albarellos Sáenz de Tejada de Logroño y Viguera hacia la carrera militar principalmente.

Es complejo desentrañar el proceso de disgregación y agrupación de propiedades dada la proliferación de matrimonios con variados vínculos familiares. Alejandro Sáenz de Tejada casaría con Teresa Castells Angulo, hija de Francisco Castell García, juez municipal de Torrecilla y nieta de Francisco Castells Navarro, natural de Úbeda y notario de Torrecilla. También era nieta de Salvador Angulo Aragón, natural de Soto y uno de los mayores propietarios de Torrecilla y Nestares, a su vez también emparentado con los Sáenz de Tejada por matrimonio.

Años atrás, Francisco Castells García, una vez viudo de su primera esposa, había contraído matrimonio con Sixta Sáenz de Tejada Moreno, también viuda de su primo carnal Esteban Albarellos Sáenz de Tejada. De este modo Francisco Castells García se convertía a la vez y sucesivamente en cuñado y suegro de Alejandro Sáenz de Tejada Moreno en un claro ejemplo de la endogamia presente en aquellos tiempos en las clases dirigentes económicas y sociales de la zona.

Como esposo, dado el papel de la mujer en la época, Francisco Castells asume la dirección de la parte de los negocios de su esposa Sixta junto con su cuñado Alejandro Sáenz de Tejada. Son frecuentes los viajes de ambos a Extremadura en busca de buenos potros y mulas que crían en el monte de su propiedad y pasean por ferias de ganado de la zona, como la de Logroño de 1904 a que hace mención La Rioja.


Junto a la explotación ganadera estaba la forestal. Además de la venta frecuente de lotes de leña de haya o roble, se publicitan en La Rioja anuncios de carbón vegetal de encina para cuya elaboración se traían cuadrillas de carboneros vizcaínos.


Pero veamos unas notas de quien era Alejandro Sáenz de Tejada Moreno. Había nacido en la casa familiar de Rivabellosa el 26 de febrero de 1877, siendo el segundo hijo de José Mª Sáenz de Tejada y Manso de Velasco y Teresa Moreno. Tras la temprana muerte de su padre, la infancia y juventud las pasó en Torrecilla junto a su madre y hermana estudiando en el Colegio de 2ª Enseñanza de El Rasillo. Como correspondía a su situación socioeconómica, fue un miembro activo de la sociedad torrecillana del cambio de siglo. Sirva de ejemplo como en 1904 era tesorero del círculo de La Unión, siendo asiduo a bailes y representaciones teatrales tal y como relata La Rioja en varias noticias.

Alejandro Sáenz de Tejada casó en Nalda el 9 de marzo de 1905 con Teresa Castells Angulo, hija de su cuñado Francisco Castells. Los recién casados fijaron su residencia en Nalda, donde pronto comenzó a tomar importancia social. En 1907 es presidente de la Junta municipal del Censo Electoral donde figura como uno de los mayores contribuyentes. A mediados de 1909 es concejal y a finales de ese año se convierte en alcalde.

Dejamos la narración en este punto, con la familia Sáenz de Tejada dueña de la totalidad del monte de Rivabellosa y una pinceladas de Alejandro Sáenz de Tejada, uno de sus integrantes y protagonista fundamental del comienzo de esta historia.


David Pardo García
torrecillacameros.blogspot.com


miércoles, 11 de marzo de 2020

La "Gripe Española" de 1918 en Torrecilla en Cameros

En estos días estamos inmersos de lleno en una epidemia totalmente novedosa para todos nosotros, y por suerte o por desgracia, a cada instante nos llega información y datos, veraces o no, desde las más diversas fuentes. 

La incertidumbre de a que nos enfrentamos nos hace siempre tratar de buscar comparaciones con otras cosas o circunstancias ya pasadas para tratar de buscar una explicación de como puede evolucionar la situación. Son muchos los que dada la coincidencia parcial de varios síntomas, tratan de comparar el coronavirus actual con la gripe. 

Pese a que los profesionales sanitarios ya han tratado de explicar que nada tiene que ver una y otra enfermedad he visto durante estos días varias publicaciones que se hacían eco de la epidemia de gripe ocurrida en 1918 para tratar de hacer comparaciones, no muy afortunadas, por cierto.

Hospital improvisado en Kansas (EEUU)

Aunque la evolución actual de la enfermedad es todavía una incógnita, poco o nada tiene que ver con la situación vivida en 1918. La virulencia, mortandad y concreción en un corto espacio de tiempo, fue tan grande que pasó a la Historia como la mayor pandemia que jamás había sufrido y registrado la humanidad, salvo quizás la Peste Negra de mediados del XIV de la que no existen datos fiables pero se dice, diezmó la población de Europa y despobló las ciudades.

En el número 138 de la revista El Serradero, coincidiendo con su centenario, publiqué un artículo sobre como Torrecilla sufrió y afrontó la epidemia de gripe. En el podemos ver como la villa y sus gentes afrontaron la enfermedad con los escasos medios disponibles, aquel octubre de 1918.

En el siguiente enlace se puede consultar el artículo completo. De su lectura cada uno puede sacar sus conclusiones y comparaciones con la situación actual, pero lo que si es cierto es que la situación vivida debió ser dramática para los vecinos de Torrecilla y la población mundial en general: